Tras
un fatídico titulo en castellano “Cocodrilo, Un Asesino En Serie”
(que he obviado para el blog) se esconde una cinta con dobles
intenciones. En un principio pensaríamos que estamos ante otra
burda copia de “Mandíbulas”
pero en esta, el temido lagarto se queda en un segundo plano, dando
mayor protagonismo a los personajes y la trama relacionada con la
guerra civil de Burundi.
Con un
director y actores noveles en esto de la gran pantalla pero
conocidos
en televisión, como es el caso de; Michael Katleman (“Expediente
X”, director), Dominic Purcell (“Prison Break”, protagonista),
Broeke Langton (“Los Vigilantes De La Playa”, protagonista) o el
graciosillo de turno de Orlando Jones (“Evolution”, que no puede
dejar sus chistes afroamericanas fuera del film), pensaríamos en un
subproducto de baja calidad pero dentro de lo que cabe y la acción
que desarrolla, la verdad es que te va entreteniendo y terminas con
ella. Eso si el final apurado y poco concluso hace desmerecer el
trabajo posterior.
Bonitos
paisajes, buenas recreaciones de África pero penosos efectos y
personajes que deberían tener más peso, eliminados o olvidados
demasiado pronto. Las actuaciones limitadas sobre todo de Purcell que
no lo veo a gusto en esto del cine y un cocodrilo sanguinario que
apenas se ve y menos actuar (apenas un par de escenas).
Un
grupo de americanos son enviados a Burundi en plena guerra civil a
investigar e intentar capturar un gran cocodrilo que se ha comido a
más de trescientas personas y que le ha cogido el gusto a la carne
humana debido a la cantidad de cadáveres que flotaba en los ríos.
El grupo se adentra con ayuda de un funcionario en lo recóndito del
país, pero descubren que el lagarto es la menor de las
preocupaciones que sufren las gentes de allí. Pillaje, violaciones y
asesinatos a la orden del día entre la gente local, pero que poco a
poco salpican al grupo. La bestia sigue matando e intentan
capturarla, pero eso poco importara ya.
Una
película de la que no me esperaba mucho, que tampoco me ha
sorprendido, pero que me ha gustado por la doble moralidad que lleva
implícita. Aunque no se ahonde mucho en ella. De todas formas con un
visionado vale.
Para
ver una vez y no más.
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