Hoy vamos a hablar de un film curioso y
a la vez emblemático dentro del fantaterror español.
Me refiero a·Exorcismo de 1974.
A finales de los 60 películas como La
Semilla Del Diablo y El Exorcista iniciaron una corriente de
largometrajes muy influenciadas por las posesiones diabólicas y el
culto a Satanás. Muchos pensareis que con ese auge a alguien de
nuestra España cañí se le encendió la bombilla. Pero el propio
Paul Naschy (escritor del guión junto a Juan Bosch) comentaron
siempre que ya estaba escrita tres años antes de que se viera en los
cines la posesión de Reagan. Leyendas aparte, nos encontramos ante
una de los mejores actuaciones de nuestro querido Naschy
interpretando al sacerdote Adrian Dunning, dándole un aire solemne y
serio a lo largo de todo el metrage. También tenemos a nuestra
poseída Leila, interpretada por la actriz catalana Grace Miller (en
su primer film, todo sea dicho), increíble en su papel y ayudada por
el fenomenal
maquillaje de Manolita y Adolfo Ponte que crearon uno de
los mejores trabajos en su ámbito dentro del fantaterror de los 70
en España. Y que nada tiene que envidiar con la versión americana,
digo sin miedo a ruborizarme que lo supera ampliamente. Las escenas
de ambos actores sobre todo en la parte mas avanzada del film son
estremecedoras, muy bien ambientadas y de una gran calidad
interpretativa.
Eso si, gran parte del film es soporífero, con diálogos muy mal llevados y con partes de relleno que no sabemos a donde nos quieren llevar.
Eso si, gran parte del film es soporífero, con diálogos muy mal llevados y con partes de relleno que no sabemos a donde nos quieren llevar.
Exorcismo se abre con un ritual
satánico donde vemos a Richard (novio de Leila) y ella misma
asistiendo a un ritual donde ungen sangre y toman drogas. La joven
aristócrata inglesa empieza a sufrir brotes de rabia que canaliza
contra sus familiares. Médicos y psiquiatras desconocen que ocurre y
sus allegados optan por llamar al Padre Dunning. Este no detecta nada
extraño en la joven aparte un de loco sarcasmo juvenil.
Paralelamente a todo esto se suceden una serie de crímenes que la
policía investiga y les hace llegar hasta todo lo relacionado con el
culto satánico. Poco a poco, se dan cuenta de que Leila no tiene un
problema mental y que solo un acto de fe puede salvarla.
Es interesante el hecho de que algún
asesinato no quede claro quien lo cometió y de que como hay que
aprovechar el destape
con un momento lesbico ritualistico muy
agradable de ver en un film que en su época tubo una muy buena
respuesta y acogida.Es una lastima que el director Juan
Bosch no siguiera haciendo terror, esta es su única y última
película del genero, porque la verdad como prueba de fuego obtiene
una buena nota.
Necesaria y obligatoria de ver para cualquier amante
del fantaterror y más si eres un enamorado de la figura de nuestro
malogrado Paul Naschy.
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