Soy un gran fan de las películas de
vampiros de corte clásico o sangriento, nada en plan Crepúsculo o
de ámbito “rosa”. En este caso la película de la Hammer me ha
agradado en muy poca medida.
De primeras podrían haberse ahorrado
el apellido de Drácula del titulo del film, porque en ningún
momento salen vampiros, ni existen referencias a su mundo. Tiene más
que ver con una versión muy libre sobre la historia de la Condesa
Elisabeth Bathory pero exenta casi en su totalidad de sangre, gore o
terror. Porque el film, siendo sinceros, es aburrido y algo lento con
mucho trasfondo de amoríos, la recuperación de la juventud y besos
exagerados.
La Condesa acaba de enviudar y el
testamento no reparte como ella quería la fortuna de su difunto
marido, enfadada decide darse un baño y al estar el agua muy
caliente quema la mano de la doncella y le pega con la mala suerte de
que al llevar un cuchillo se corta la cara de la joven y la sangre
salpica la cara de la malvada aristócrata. Al limpiarse descubre que
su tez se ha rejuvenecido y manda desangrar a la joven. Todo coincide
con la vuelta de su hija y ella decide hacerse pasar pasar por ella
para tener una nueva oportunidad de desposarse con un hombre joven.
El capitán de la guardia, amante suyo durante mas de 20 años,
intentara impedirlo.
El film tiene unos decorados y una
ambientación muy buenos, la fotografiá y el montaje no están nada
mal para la época y tiene un buen elenco de actores destacando entre
ellos la Scream Queen Ingrid Pitt, fallecida en 2010.
Pero no
esperéis ver una película de terror, si no un lió de amoríos
palaciegos con un trasfondo de supuestos sacrificios de sangre.
Si eres un freak del cine viejuno y en
especial de la Hammer (como yo), te recomiendo su visionado pero
seguramente sacara de ti mas de un bostezo porque por momentos se
hace eterna, si no eres de este tipo, podrías pasar tranquilamente
sin verla.
Olvidable para algunos, entretenida pero lenta para otros.
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